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Bosques de encina |
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Nombre común: encina o carrasca La encina es una fagácea de hojas perennes, tronco fuerte, porte achaparrado y copa redondeada, que dispone de una penetrante raíz principal. Sus hojas son duras y caen parcialmente en agosto sin amarillear. Su fruto, la bellota, madura en septiembre u octubre. Antaño era consumida por el hombre. Es resistente a los largos periodos de sequía característicos del clima mediterráneo y puede instalarse sobre sustrato calcáreo o silíceo, ocupando principalmente zonas de suelo poco profundo con tendencia a la aridez (incluso llega a vivir sobre grietas de las rocas). Es una especie heliófila, es decir, prefiere localizaciones con radiación solar
abundante, por lo que suele evitar las zonas muy umbrías o con pocas horas de sol. Sus
bosques (encinares) suelen tener una cierta densidad, y en ellos frecuentemente aparecen
intercaladas sabinas (Juniperus thurifera) y enebros (Juniperus
communis ssp. hemisphaerica), por lo que podríamos decir que en ciertas áreas se
trata de un bosque mixto en el que la encina es la especie dominante.
Los bosques de carrasca son los más abundantes en las comarcas de Daroca y Calamocha, extendiéndose, principalmente, por las sierras de Modorra, el Peco, Herrera, Atea y cuenca de Gallocanta. En algunas de éstas, las carrascas forman encinares muy cerrados y de difícil accesibilidad.
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