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Dr. Francisco Javier García Marco (Univ. de Zaragoza)

Las tierras de Daroca y Calamocha han configurado una unidad histórica desde su reconquista por los reyes de Aragón en el siglo XII hasta la creación de los modernas provincias y partidos judiciales en 1833. La comarca se organizaba en torno a Daroca, donde se reunían importantes ferias comerciales, se impartía la justicia criminal, se reunían las tropas y tenían casa las principales familias de la región. Sin embargo, las aldeas y villas gozaron desde 1248 de una amplia autonomía en numerosos asuntos, que gestionaba la Comunidad de Aldeas de Daroca y sus oficiales.

Esta organización social y política explica que Daroca, una de las principales ciudades aragonesas desde su conquista por los cristianos en 1118, destaque por su rico patrimonio artístico de época medieval, renacentista y barroco. El milagro de los Corporales sancionó a la entonces villa como centro de referencia religioso de la comarca.

A pesar de la primacía de Daroca, también algunas villas disfrutaron durante todo el periodo de notable potencialidad económica y, en consonancia con ella, acumularon tesoros artísticos, especialmente en sus iglesias. Es el caso especialmente de Cariñena y de Anento, donde se reunía la Plega de la Comunidad de Aldeas.

 

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© Julián Serrano           Mina de Daroca

La tierra de Daroca, fronteriza con Castilla, hizo durante toda la Edad Media, de parapeto frente a la presión hegemonista castellana. Por ello, la comarca guarda algunas de las principales fortificaciones aragonesas, entre las que destacan el conjunto amurallado de Daroca y el castillo de Peracense.

La riqueza artística de la comarca no se agota en el arte religioso y militar. Destacan también sus palacios, casas solariegas, ejemplos de arquitectura cívica e interesantes obras de ingeniería e instalaciones industriales. Los hermosos conjuntos arquitectónicos, especialmente los religiosos, fueron decorados con esculturas, pinturas y piezas de orfebrería de los que quedan actualmente numerosos ejemplares por toda la zona.

 

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© ADRI        Castillo de Daroca

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII la brillante trayectoria artística de la comarca se trunca, víctima de las guerras, la crisis económica y el desmantelamiento de sus estructuras políticas tradicionales. No sólo se reduce la actividad artística original, sino que muchos edificios son abandonados y se pierden junto con buena parte del patrimonio mueble.

En conjunto, la comarca de Daroca ofrece al amante del arte un extraordinario abanico de estilos y motivos, fruto de una historia larga y compleja, que configuran un espacio histórico-artístico único por su originalidad y variedad.

 

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