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Arquitectura militar

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Dr. Francisco Javier García Marco (Univ. de Zaragoza)

La comarca destaca también por una rica arquitectura militar erigida para defender la frontera primero con los musulmanes, hasta la conquista de Valencia. Del siglo XII quedan restos del sistema de fortificaciones del Valle del Jiloca, del Valle del Huerva y de los valles que desaguan en sendos ríos.

Terminada la reconquista aragonesa, y durante toda la Baja Edad Media, se multiplicarían los conflictos con Castilla. Efectivamente, la vida de la 'raya' -como se denominaba muchas veces a la frontera entre los reinos de Aragón y Castilla- fue objeto de agrias disputas fronterizas e invasiones castellanas hasta el matrimonio entre los Reyes Católicos, que consagra la unión entre ambos Reinos.

De la línea defensiva frente a Castilla, destacan especialmente el conjunto amurallado de Daroca, que tratamos aparte, y el impresionante castillo de Peracense. Pero tampoco se pueden olvidar las torres y fortificaciones de Anento, Báguena, Berrueco, Burbáguena, Langa, Santed, Villahermosa, Cucalón, Lagueruela, Villarreal de Huerva, Huesa del Común, Tornos o Torrecilla del Rebollar. Hay restos en Monforte y Torralba de los Sisones. También en Bueña, del que la historia cuenta que el alcayde se negó a entregar a los invasores castellanos en la guerra de los Pedros, Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, y en venganza asesinaron a sus hijos.

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© Fabián Mañas      Castillo de Berrueco

El recinto amurallado de Daroca

Daroca fue fundada por los musulmanes para controlar el Valle del Jiloca gracias a su emplazamiento estratégico y al soporte económico que le confería la rica vega de este río. La ciudad se sitúa entre dos cerros de considerable altura, el de San Cristóbal y el de San Jorge, a cuyos pies transcurre la Rambla Fondonera, actual calle Mayor. Los musulmanes poblaron la ladera del cerro de San Cristóbal, en cuya cima construyeron en el siglo XI una poderosa alcazaba, algunos de cuyos restos pueden contemplarse en el museo de Daroca.

Daroca tuvo una primitiva muralla musulmana de la cual aún quedan restos visibles a mitad de la calle de la Grájera. Sin embargo, el trazado fortificado que ha merecido la calificación de monumento nacional es de época cristiana. El impresionante conjunto amurallado era sostenido económicamente por toda la comarca del Jiloca Medio, que encontró en sus muros una sólida defensa capaz de resistir las peores ofensivas castellanas, como la de Pedro I en 1363, en la que cayó toda la frontera aragonesa. Sus muros y su valor le otorgaron el premio del título de 'ciudad', concedido por el rey Pedro IV con motivo de este hecho.

 

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© ADRI          Castillo de Daroca

La muralla de tapial, construida en los siglos XIII y XIV, fue reforzada y embellecida durante el siglo XV. Durante esta época se levantaron varios lienzos de sillar, varias hermosas torres y las puertas monumentales. De éstas se conserva perfectamente la Puerta Baja, dotada de su monumentalidad a mitad del siglo XV, y que en 1987-1988 fue restaurada modélicamente. La Puerta Alta fue parcialmente derribada, cubierta de tierra y reconstruida en el siglo XVII en el marco de los trabajos realizados para proteger la comercial calle Mayor -un auténtico barranco- de los aluviones torrenciales.

 

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© Julián Serrano        Puerta Alta de Daroca

 

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