Escultura renacentista |
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Durante el primer tercio del siglo XVI se produce con fuerza la penetración del renacimiento italiano en la escultura aragonesa. Precisamente los dos escultores renacentistas aragoneses más destacados de este periodo resultan ser de una familia de Daroca: los Morlanes. No se conservan obras de estos autores en la comarca de Daroca y Calamocha. A partir de la entrada del Renacimiento en Aragón, la escultura conoce un extraordinario desarrollo, y desbanca en las iglesias a la pintura como arte decorativo por excelencia. La representación plana de los murales y retablos medievales deja paso a la tridimensionalidad de la nueva narrativa escultórica Muchas localidades de la comarca cuentan con ejemplos de retablos y pinturas renacentistas. Destaca en Daroca, por ejemplo, el retablo de la Virgen del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo. También en Acered se puede encontrar un Cristo del siglo XVI o XVII arcaizante, cuyo autor pudo conocer alguna obra del Greco; el retablo del Santo Cristo de la escuela de Joly, según Abbad Ríos, en Balconchán; la Virgen del Tocón policromada del siglo XV o principios del XVI en la iglesia de Langa del Castillo; el Cristo crucificado que preside el retablo del Santo Cristo en Torralba de los Frailes; el coro de San Miguel, la Portada del Patrocinio y los Retablos de la Virgen del Rosario en Daroca.
El clasicismo y el equilibrio de los primeros conjuntos deja paso enseguida a un Renacimiento más vitalista y de una técnica más depurada, denominado en España Manierismo. De estilo manierista son algunos conjuntos destacados de la Iglesia de Santa María de Daroca, a saber, su Portada, la capilla de la Anunciación, diseñada por el escultor Juan Miguel de Orliens, autor del retablo, y la mazonería del retablo de la capilla del Patrocinio, probablemente de Juan de Palamines. Es importante repasar los retablos escultóricos y mixtos de la comarca.
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