Población y asentamientos |
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La situación de esta comarca responde a las características generales del espacio aragonés: un débil poblamiento que se traduce en unas bajas densidades demográficas y en una población madura, y unos asentamientos con poca población. La comarca de Daroca-Calamocha responde a estas características.
Las densidades de población de esta son muy bajas (7 hab/km2) aunque varían desde los menos de 2 de la Sierra de Santa Cruz a los más de 15 del Valle del Jiloca, en donde se localizan los asentamientos que mantienen las previsiones de futuro más optimistas. Si a esta débil densidad poblacional se le añade un fuerte envejecimiento, fundamentalmente en los núcleos rurales más pequeños y alejados de las principales vías de comunicación, es de suponer que descenderá aún más el poblamiento en algunos de los espacios de esta comarca.
En el momento actual son, fundamentalmente los núcleos de Daroca, Calamocha y Monreal los que concentran el mayor porcentaje de la población de esta comarca, y los que organizan funcionalmente el territorio.
Es la fosa que conforma el río Jiloca que ha propiciado desde antiguo el intercambio de las áreas montañosas de las márgenes, a la vez que facilitaba la conexión entre otras áreas y ciudades importantes más alejadas. Aquí se sitúan los núcleos más importantes de la comarca (Calamocha, Daroca, y Monreal del Campo), y por donde discurren las principales vías de comunicación por carretera y ferrocarril. Ello ha favorecido la existencia de unas rentas de situación para el establecimiento y desarrollo de algunas actividades económicas que han ayudado al mantenimiento de un cierto equilibrio demográfico. Por contra, las sierras han sufrido la recesión por la emigración y envejecimiento de su población, debido esencialmente a la escasa competitividad y rentabilidad de los sectores agropecuario, y en menor medida industrial.
La disposición del valle del Jiloca y de las vías de comunicación que transcurren por allí han favorecido el desarrollo de los asentamientos poblacionales con una disposición alargada, o de formas mixtas cuando se configura como cabeza de puente o cruce de carreteras. En las cuencas endorreicas de Gallocanta que conforman amplias extensiones llanas, el poblamiento tiene las características de las zonas abiertas de campiña, con formas adaptadas a los caminos, muchas veces estrelladas. Por el contrario, las zonas de piedemonte de las sierras, los municipios se adaptan a la ladera, a pequeños promontorios o se localizan junto a arroyos. Finalmente, en las sierras, propiamente dichas, como las de Cucalón-Oriche o Piedra-Ortiz, los núcleos son más pequeños, de disposición circular, están mucho más abandonados por el escaso rendimiento económico de sus tierras y suelen ocupar laderas, promontorios rodeando castillos, torreones o plazas, aunque algunos tienden a ocupar las partes bajas de los valles que tienen agua.
Este espacio se encuentra claramente influido por ciudades externas a las comarcas como Calatayud y Teruel, sin contar con la de Zaragoza que ejerce como la gran metrópoli del Valle Medio del Ebro. Con respecto a su organización interna se pueden destacar los siguientes espacios funcionales:
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