Dr. Francisco Javier García Marco (Univ. de
Zaragoza)
En relación con la crisis económica que abre en la comarca la conquista de Valencia,
a donde se dirigirá buena parte de la población y recursos económicos, se introduce en
Daroca el arte mudéjar. No en vano, la construcción en ladrillo resulta más barata que
en piedra, y también cabe pensar que los alarifes mudéjares constituyeran una mano de
obra más asequible que los cotizados picapedreros norteuropeos.
© ADRI Abside de San Juan de la Cuesta de Daroca
La ruptura es tan brutal, que se aprecia en los mismos muros de las iglesias de San
Juan de la Cuesta y Santo Domingo de Silos, empezadas en sillar y terminados en ladrillo
hacia finales del siglo XII y principios del XIV. Se trata, sin embargo, de un mudéjar
muy respetuoso con las soluciones románicas: las lesenas o medias columnas románicas, se
continúan mediante pilastras de ladrillo y el friso superior de arquillos ciegos apoyados
sobre ménsulas y modillones de rollos traspone fielmente los ábsides de Santa María y
San Miguel, netamente románicos. En la torre de Santo Domingo sus esquinas son rematadas
con sillares de piedra. Algunos elementos son netamente mudéjares, como las tres ventanas
lobuladas de la iglesia de San Juan, o los vanos inferiores de la torre de Santo Domingo.
© Fabián Mañas Torre de la Iglesia de Santo Domingo
de Daroca
En definitiva, se trata de un estilo peculiar, de transición entre el románico y el
gótico-mudéjar, que convierte a estos edificios en piezas únicas y en, quizá, los
representantes más antiguos de arte mudéjar aragonés. |