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Dr. Francisco Javier García Marco (Univ. de
Zaragoza)
El Barroco es, sin duda, la edad de plata de la arquitectura aragonesa, sólo superada
por la brillante etapa mudéjar.
Confluyen en la arquitectura barroca aragonesa precisamente la tradición mudéjar, a
través del uso de los materiales constructivos tradicionales -ladrillo, tapial y yeso- y
la ornamentación, y la fuerte influencia italiana.
Numerosas iglesias medievales de toda la comarca, en la línea del resto del Reino,
fueron reformadas y ampliadas según concepciones y decoración barroca. Así, por
ejemplo, se añadieron crucero y presbiterio nuevo a las iglesias parroquiales de Herrera
de los Navarros (1681) y Paniza (1685). También fue reconstruida según los nuevos
parámetros la nueva nave de la Iglesia de Santo Domingo de Daroca, destruida por un
incendio.
© Fabián Mañas Ermita y Castillo de Lagueruela
Se añaden también en esta época a numerosas iglesias portadas barrocas, como ocurre
en San Juan de la Cuesta de Daroca.
Entre los edificios de nueva planta destacan por su interés las ermitas de planta
central. Del siglo XVII, es la ermita del Santo Sepulcro de Lagueruela (plata de cruz
griega) , edificada en mampostería, tapial y ladrillo. De planta similar, es la ermita de
San Roque de Loscos, edificada en 1787 por el maestro Borgas; la de San Bartolomé en
Santa Cruz de Nogueras -de planta cuadrilobulada ambas-; y la de Santa Ana de Cucalón,
con una nave longitudinal.
En la línea ya de la arquitectura de interiores, interesa señalar como la huella de
Bernini en Aragón, apreciable a través de numerosos baldaquinos, tiene hermosos
exponentes en la comarca. El de Santa María de Daroca es el segundo más antiguo de
Aragón por detrás del de la capilla de San Pedro Arbués de la Seo de Zaragoza. El de la
Asunción de la iglesia parroquial de Calamocha destaca por su arquitectura en seis
columnas, su portada barroca y su planta monumental.
Además es necesario resaltar algunas construcciones religiosas de otros pueblos de
la zona, como la de Acered, con reminiscencias mudéjares; la iglesia de la Asunción de
Fombuena, de planta rectangular y tres naves que se separan con pilastras cuadradas y
acanaladas con entablamiento, lo que según Abbad Ríos, es similar a la solución de
Siloé en la catedral de Granada; la de San Miguel Arcángel, del siglo XVII, en
Villarreal de Huerva, construida sobre los restos de la que existía en el medievo, con la
torre mudéjar como vestigio de la anterior, al igual que ocurre en Báguena, en la
iglesia parroquial de la Asunción o Santa María; el convento de San Valentín, de estilo
gótico-barroco, con mampostería y cantería de Báguena.
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