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Sector primario, subsector agrícola

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Dra. María Luz Hernández Navarro
Dr. Ángel Pueyo (Universidad de Zaragoza)

El subsector agrícola es el dominante, y aproximadamente la mitad del territorio es cultivable, dominando los campos de cereales de secano; sólo una mínima parte se explota en regadío, de forma eventual, con limitaciones de agua durante los veranos.

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Los campos regados están más representados en el valle del Jiloca, que es, por otra parte el sector más dinámico de todo este territorio. Esta zona también está más diversificada por la presencia de ganadería intensiva, especialmente porcina. En el resto del territorio la ganadería está ligada al ovino extensivo.

Los cultivos herbáceos son los más abundantes, y entre ellos los cereales, que ocupan un 80% de la superficie cultivada. El cereal sembrado preferentemente es la cebada (69% de los cereales).

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Porcentaje de superficie cultivada dedicada al regadío en 1997

Hay que tener en cuenta que se trata de un área en las que las temperaturas son bajas, lo que ha favorecido el cultivo de extensas superficies cerealísticas, que se acomodan bien a las potencialidades que ofrece en conjunto el medio físico y en concreto la climatología del área, con periodo libre de heladas corto. Por este motivo los cultivos leñosos están menos representados, aunque tienen más importancia en los municipios situados junto al río Jiloca.

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© ADRI    Campo de cultivo de la Laguna de Gallocanta

En algunos sectores destaca el cultivo de la vid, convirtiéndose en predominante, como es el caso de varios municipios de la comarca de Daroca  (Atea, en la que la vid supone el 43.2% de las tierras cultivadas; Valdehorna, 67.2%; la misma Daroca, 41%), y de la cuenca del Jiloca  (Báguena, 55.1% o San Martín del Río donde la vid llega a ocupar el 74% de los campos de cultivo).

Aunque no se refleje en las estadísticas es de destacar el cultivo del azafrán, importante no tanto por la superficie que ocupa, muy escasa, como por tratarse de un cultivo tradicional, en explotaciones agrarias de pequeño tamaño y localizado en áreas próximas a la laguna de Gallocanta  y, sobre todo, en la parte alta del Jiloca. Este cultivo representó en el pasado una fuente complementaria de ingresos para la economía familiar, sobre la que se desarrolló una tradición comercial y cultural dignas de tener en cuenta.

En general las explotaciones son de pequeño tamaño, sobre todo en las áreas de regadío y de cultivo de la vid que destacan por el alto grado de minifundismo (valle del Jiloca y Sierra de Santa Cruz).

Por el contrario, las áreas de ocupación cerealista de secano, que ocupan la mayor parte del territorio, tienen un mayor predominio de explotaciones grandes (más de 50 has): Campo de Romanos, Gallocanta, Sierra Lidón, Sierras de Cucalón-Oriche, Sierra Menera y ríos Piedra-Ortíz.

Al contrario de lo que ocurre en el resto de Aragón y de España, hay un nivel bajo de tierras explotadas en propiedad. Son altos los porcentajes de tierras en arrendamiento (alrededor del 25%) y aparcería y otros (20-30%). Este aspecto es debido al progresivo despoblamiento que también ha hecho aumentar el tamaño medio de las explotaciones.

El sistema de reparto de herencias ha favorecido la alta atomización de las explotaciones, con más de 30 parcelas por explotación, excepto en las Sierras de Santa Cruz, Peco-Herrera y en el valle del Jiloca. Por ello la dimensión media de cada parcela es bastante exigua, estando próxima a las 2 hectáreas.

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